Cómo decir sin decir


Diálogo directo vs diálogo indirecto


El diálogo es una de las partes más importantes de la novela, contar con buenos diálogos es fundamental para hacer de tu escrito una buena obra en lugar de un texto flojo o incluso mediocre. Por eso debemos cuidar mucho esta parte crucial de nuestra novela y evitar los diálogos forzados, poco realistas o redundantes. En pocas palabras: no al diálogo directo.


Pero ¿qué es el diálogo directo?

Este tipo de diálogo, también conocido como “on-the-nose dialogue” dice exactamente lo que significa, de forma simple y llana. Si el personaje está dolido porque lo han abandonado y dice “estoy dolido porque me has abandonado”, estamos ante un caso de diálogo directo.

El diálogo on-the-nose es bidimensional y puede resultar muy aburrido en cuanto que no deja espacio para la imaginación, la suposición, la sospecha, no hace pensar al lector, simplemente dice lo que quiere decir y ya está. Puede parecernos que esto no es malo en absoluto, se dice lo que se piensa o se siente y así todo queda claro, ¿no?

Sin embargo esto es muy poco realista, las personas somos seres complejos con una mente complicada y establecemos relaciones del mismo tipo, lo que hace que nuestras conversaciones normalmente estén llenas de doble sentido; usamos la ironía, o la diplomacia o incluso el engaño, incluso el más honesto no siempre lo dice todo, dependiendo de la persona con la que estamos hablando damos cierta información y omitimos otra, o damos vueltas de puntillas sobre un tema del que no podemos hablar libremente o que nos resulta difícil o doloroso.

Si aspiramos a que nuestros personajes sean realistas, tendremos que usar diálogos realistas, y eso excluye el diálogo directo. Debemos hacer las conversaciones de nuestros personajes más humanas, más reales, más sutiles y ricas dando pie a que el lector pueda leer entre líneas. Pero ¿cómo conseguir esto? Te lo cuento a continuación.

Del diálogo directo al indirecto

Lo primero que debemos hacer es identificar esos diálogos on-the-nose en nuestra novela y, una vez localizados, observar bien cómo el personaje está diciendo exactamente lo que piensa o siente. Elimínalo y ponte a trabajar sobre esta parte. Puedes usar algunas herramientas que te propongo más abajo.

1. Hablar sobre lo que no se cuenta

No afirmes de manera absoluta, no menciones abiertamente aquello sobre lo que los personajes quieren hablar en realidad. Imagina que por algún motivo no pueden expresarlo pero hay una necesidad de hablar sobre ello. Insinúa, haz que la conversación gire en torno al tema en cuestión sin mencionarlo claramente.

2. Usar la ironía

Si el carácter del personaje se presta a ello, puedes usar la ironía para que hable de forma indirecta. Pero no siempre es necesario usar palabras irónicas para lograr el efecto que deseamos, puedes usar un diálogo directo donde el personaje dice exactamente lo que quiere decir y expresa sus pensamientos o emociones reales pero en el entorno de una situación que hace de su discurso algo irónico (la ironía de la situación hará el trabajo).

3. Silencio

A veces es mejor no hablar en absoluto que decir algo obvio o redundante. En el silencio hay una gran carga de significado (recuerda aquello de “el que calla otorga”, por ejemplo) y un personaje puede decir mucho sin abrir la boca. En vez de hacerle expresar con palabras claras lo que piensa o siente, muéstralo mientras se mantiene en silencio, el resultado será mucho más efectivo.


Ahora que ya conoces la diferencia entre el diálogo directo y el indirecto, solo tienes que reunir a tus personajes y hacerles hablar... o no ;-)




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