7 trucos para vencer la resistencia a escribir




Esta vez sí, te dices con convicción y voluntad inquebrantable, lo voy a conseguir, esta vez nada me apartará del escritorio, voy a escribir cada día, a Dios pongo por testigo, no volveré a estar tres meses sin escribir una frase. Y hasta te lo crees, porque te lo has pasado de miedo escribiendo y no entiendes por qué no lo haces regularmente, en cada momento libre de que dispones.

Durante los primeros días cumples, pero llega ese momento aciago e inevitable, el momento de la caída, la falta fatídica, y acaba ese día en que no has escrito. Y una falta lleva a otra… y otra… dejas de escribir un día y te dices que al siguiente lo harás, sin excepción, pero ya has caído y cuando te das cuenta han pasado dos semanas en el más absoluto silencio.

¿Te ha pasado?, ¿te ves reflejado en esa escena?, pues no te tortures, es totalmente normal y no eres el primer escritor ni el último que tiene que luchar contra esa fuerza poderosa que le aparta del escritorio mientras otra de signo opuesto lo empuja a escribir. Para volverse loco, lo sé.

Hay quien llama a esta tendencia al alejamiento “La Resistencia”, hay quien le llama procrastinación y quien evoca la simple falta de inspiración. Independientemente del nombre que le demos, esa fuerza existe. La buena noticia es que se puede luchar contra ella, de hecho contrarrestarla nos puede incluso ayudar a alcanzar un nuevo nivel de trabajo.

Allá van algunos consejos (llámalos trucos si quieres) para conseguir escribir aunque sientas que no te apetece o no estás inspirado.


1. Lugar de creación
Encuentra un lugar donde te sientas a gusto para escribir. Da igual donde sea, si en casa, en un café o en la estación del metro, no importa si se trata de una enorme biblioteca plagada de libros o del sillón más cómodo de tu salón, lo que interesa es que allí te sientas cómodo y a gusto, que no te moleste o interrumpa nadie y que tengas a mano lo que necesites (ya sea un simple bolígrafo y un cuaderno, el laptop o tu colección completa de diccionarios y manuales de creación literaria).


2. Organización vs inspiración
Si lo dejas todo en las manos de las musas dependerás de ellas para escribir y eso puede convertirse en una magnífica excusa para recopilar páginas y páginas… en blanco. Haz un guión de tu libro, organiza la información, rellena fichas de personajes, conoce tu historia a fondo. Por supuesto siempre es conveniente dejar espacio a la improvisación y dejarte sorprender, pero contar con una guía de desarrollo te permitirá retomar la narración fácilmente y elegir en cada momento escribir la escena que mejor combine con tu estado o más te apetezca ese día.


3. Abraza la rutina
Escribe cada día, aunque solo sea durante quince minutos, intenta convertir el escribir en una rutina diaria. Te darás cuenta de que poco a poco vas creando un hábito y de que cada día te cuesta menos ponerte a escribir. Si no es la novela en curso, describe una escena de tu vida, algo que recuerdes de la jornada o que quisieras "modificar", escribe un relato corto, o un fragmento de diálogo, o una reflexión… Da igual, se trata de crear rutina, todo sirve mientras no faltes a la cita con la página.


4. Rodéate de escritores
Quizá solo conozcas a una persona que escribe, o tal vez asistes a un taller de creación literaria y tienes un montón de compañeros escritores, o te codeas con un pequeño grupo de amigos que también escriben. La cantidad no importa, incluso cuando solo puedes hablar de creación literaria con una sola persona ya es suficiente para inspirarte a escribir. Hablar de lo que uno escribe, de lo que ha descubierto documentándose, de su forma de estructurar una novela o de sus planes para cierto personaje inspira a otros. Reúnete con tus colegas creadores, habla de tu proyecto y escúchales hablar de los suyos, cuando os despidáis estarás deseando ponerte a emborronar páginas.


5. Airea el cerebro
A veces es una simple cuestión de oxígeno. Prueba a salir a la calle, dar una vuelta, mirar con ojos curiosos todo lo que te rodea, imaginar que eres un personaje dentro de una novela o simplemente pasea, sin más. Relájate y deja que tu cerebro se ventile un poco. Si salir no es una buena idea, asómate a la ventana, túmbate un rato y respira, todo con tranquilidad, olvídate de que “tienes que escribir”, solo relájate durante unos minutos y disfruta de un poco de paz. Luego vuelve a tu lugar de creación e inténtalo de nuevo.


6. Lo similar se atrae
A veces para inspirarte solo tienes que conectar con algo que te inspire, ya sé que suena a perogrullada pero sigue siendo cierto. Ponte a leer, durante un rato, una novela de tu escritor favorito o un artículo sobre creación literaria, frases motivadoras, una biografía de un autor que admires, ve una película que tenga que ver con escritores… o cualquier cosa que te inspire a escribir. Tú sabes mejor que nadie cuáles son tus botones, pulsa los que sabes que te llevarán directo al escritorio.


7. Aceptación
Finalmente, aunque no menos importante, acepta que no siempre vas a poder escribir cuatro horas seguidas, que existe esa fuerza opositora y que no hay nada malo en ello. No hay por qué sentirse mal por no haber escrito hoy o por no haber conseguido garabatear las diez páginas diarias que te habías propuesto. Somos humanos, no máquinas, y lo mejor que podemos hacer es aceptar nuestras limitaciones. Acepta la resistencia, respírala y luego suéltala, déjala ir. Ya te puedes poner a escribir de nuevo ;-)




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